Monseñor Luis Villalba, arzobispo emérito de Tucumán, recibirá este fin de semana el birrete cardenalicio en El Vaticano. De esa manera, se convertirá formalmente en cardenal.
La ceremonia se realizará durante el consistorio que se lleva a cabo por estos días en Roma. Se trata de una reunión del Colegio Cardenalicio que fue convocada por el papa Francisco para discutir la reforma de la Curia. De los 20 cardenales que serán creados este fin de semana sólo un cuarto proviene de países de Europa y este hecho parece ser todo un mensaje para la administración tradicionalmente centralista de la Iglesia Católica.
Durante una entrevista con LA GACETA a principios de enero, Villalba había considerado que su nombramiento como cardenal no era un mérito personal, sino un reconocimiento a la tarea de la Iglesia en Tucumán y en el NOA.
Monseñor Villalba nació en Buenos Aires el 11 de octubre de 1934 e ingresó en el seminario en 1952; fue ordenado sacerdote el 24 de septiembre de 1960 y en 1961 se licenció en Teología e Historia Eclesiástica
El 20 de octubre de 1984 fue nombrado obispo titular de Ofena y auxiliar de Buenos Aires. Fue administrador apostólico de Santiago del Estero entre agosto de 2005 y mayo de 2006 y, más tarde, arzobispo metropolitano de Tucumán entre el 8 de julio de 1999 y el 10 de junio de 2011, cuando renunció por haber cumplido con la edad máxima permitida por la Iglesia para ostentar ese cargo (75 años). Cultivó una profunda amistad con Jorge Bergoglio, hoy Sumo Pontífice de la Iglesia Católica.
Villalba eligió Tucumán como sede para su retiro y actualmente vive en la parroquia de la Santa Cruz con su hermana mayor.